Comentario a Lectura Biblica Miercoles de la Decimocuarta semana del Tiempo Ordinario - P.Julio Gonzales C. ocd

10.07.2013 11:59

Lecturas bíblicas

a.- Gn. 4, 55-57; 42,5-7.17-24: Dirigíos a José y haced lo que él os diga.

b.- Mt. 10, 1-7: Id a las ovejas descarriadas de Israel.

El texto evangélico nos presenta los nombres de los Doce Apóstoles (vv. 2-4), y luego la misión que Jesús les encomienda (vv.1.5-7). El evangelista comienza presentándonos a los apóstoles de Jesucristo, como un colegio, supone la elección de los Doce (cfr. Mc.3, 13-15; Lc. 6, 12), Jesús los  reviste de poder para expulsar demonios, y sanar toda enfermedad y dolencia (v.1), más tarde añadirá la predicación (cfr. Mt.10, 7ss). Queda claro, que los apóstoles poseen los mismos poderes de Jesús, actuarán como ÉL, confirmarán su palabra con milagros. Para Mateo, Jesús es el nuevo Moisés, que como aquél funda un nuevo pueblo de Dios. El antiguo pueblo contaba con doce tribus, éste cuenta con Doce apóstoles; el número doce, significa universalidad. Jesús, nuevo Moisés, funda la Iglesia. Lo importante de la lista de nombres que nos entrega Mateo, es que Jesús funda su Iglesia sobre aquellos que llamó Apóstoles. La lista comienza con Simón, por sobre nombre, Pedro (cfr. Mt.16,18), luego vienen los dos pares de hermanosconsiderados los primeros llamados: Pedro y Andrés, Santiago y Juan (cfr. Mt.4,18-22). Del resto de los Doce, sólo deMateo o Leví (cfr. Mc.2,13-14; Lc.5,27-28), y Judas Iscariote conocemos más datos (cfr. Mt.9,9), y será Juan quien nos da noticias de Felipe, Bartolomé y Tomás (cfr. Jn.1,43-51; 6,5-7; 14,8-10). El grupo que escoge no parece ser aplicados ni dóciles, sin embargo, a ellos se entregó para constituirlos en apóstoles, con el riesgo latente, que uno de ellos lo traicione.  “A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Yendo proclamad que el Reino de los cielos está cerca” (vv. 5-7). Jesús los envía sólo a los israelitas, no a los gentiles, ni a samaritanos. Esto no quiere decir, que ellos no tengan parte en el Reino de Dios y los bienes de los tiempos mesiánicos. Jesús sólo dispone el orden, el camino que ha de seguir la salvación, primero los judíos, luego los gentiles. Así lo entendió Jesús, quizás le resulta dura esta realidad, pero actúa en obediencia al Padre, es la abnegación del Hijo, por la cual, nos vino la redención (cfr. Mt.15, 24). Mateo es el que más habla de la universalidad de la salvación, desde la llegada de los reyes magos hasta el mandato misionero de ir por el mundo entero a predicar el evangelio (cfr. Mt.2,1-12; 28,16-20).Durante su ministerio terreno  Jesús se preocupó de la casa de Israel, luego de la resurrección, la Iglesia rompió las fronteras judías y se expandió a todo el mundo conocido por mandato del propio Jesús. Estas palabras están ahí como testimonio, para que todo judío,sepa que la salvación se ofrece primero a Israel, luego al resto de las naciones. Se puede afirmar sin temor, que el Mesías y sus apóstoles han servido a Israel, exclusivamente a ellos, ahora bien, si los gentiles han encontrado la fe que buscaban en el evangelio, que ellos rechazaron, también se puede decir, que los judíos no tienen excusas para no creer en Jesús. Finalmente, los apóstoles han de predicar lo que Jesús les mandó: “El reino de Dios está cerca” (v.7). Es el tiempo de la gran cosecha, de la plena donación de Dios a su pueblo, tiempo de conversión y de penitencia, tiempo de la Iglesia que recibido estos poderes de Jesús los pone al servicio del hombre en su evangelización. La sanación busca ser del hombre integral que no le falte al hombre en lo material y espiritual para alcanzar su vocación más sublime, la comunión con Dios.

Cuanto apreciaba Teresa de Jesús, una buena prédica, era amiga de religiosos y presbíteros bien preparados en el arte de llevar almas a Dios. “Alabe muy mucho al Señor el alma que ha llegado aquí… o le dio letras y talentos y libertad para predicar y confesar y llegar almas a Dios” (Vida 30,21).