Lectio Divina - Domingo Decimoquinto del Tiempo Ordinario - P. Julio Gonzales C. OCD

15.07.2013 10:35

 

Lecturas bíblicas:

a.- Dt. 30, 10-14: El mandamiento está muy cerca de ti; cúmplelo.

b.- Col. 1,15-20: Todo fue creado por él y para él.

c.- Lc. 10, 25-37: ¿Quién es mi prójimo?

Esquema

1.- Invocación al Espíritu Santo: Ven Espíritu Santo…

2.- Acto Penitencial: Perdón Señor….

3.-Oración colecta: ¡Oh Dios!, que muestras la luz de la verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver a l buen camino; concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.

4.- Lectio divina:

a.- ¿Qué dice el texto?

- “Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?” (v.25ss).

El evangelio, nos presenta la pregunta de un doctor de la ley, o sea, entendido en leyes, que  es lógica después de haber hablado Jesús de los nombres inscritos en el cielo. Era  obvio preguntar por la vida eterna, y cómo llegar a ella (cfr. Mc. 10,17),  interrogante que la gente dirigía a los maestros de la Ley, por parte de sus  discípulos. La pregunta era por las obras que debían realizar, para heredar dicha vida. ¿Qué era la vida eterna? Siglos atrás los judíos, habían comenzado a creer  en la vida eterna, lo que diferenciaba a justos y pecadores. El texto más concreto  de esta esperanza es: “Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se  despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno.”  (Dn. 12, 2). La inquietud del legista, se asemeja a la del joven rico, por ello, quiere  estar seguro. Jesús, como buen Maestro, reconoce que el hombre es un entendido  en la ley y le exhorta a escudriñar las Escrituras: ¿qué hay escrito en la ley? (v.  27). El doctor de la ley responde con el mandato de amar a Dios y al prójimo, nada original, todo basado en la palabra de Dios (cfr. Dt. 6,5; Lv. 19,18). Sin embargo, en la  respuesta hay toda una novedad,  porque el jurista une los dos mandamientos, los  pone en paralelo; Jesús le da la razón al doctor de la ley. Lo que más se le parece, es la denuncia que el Señor hace del culto, falto de misericordia y de justicia  (cfr. Am. 5, 21-24; Os. 2,  21; Miq. 6, 6-8; Is. 9, 1-6; Jer. 7, 1-11).

- “Pero él queriendo justificarse, dijo a Jesús: Y quién es mi prójimo?” (v.29ss).

Pero el jurista pregunta hasta dónde, llega  el mandato en la vida práctica: ¿quién es mi prójimo? (v. 29). Jesús responde con  una parábola, donde queda claro el obrar divino y el humano. A partir del obrar del  hombre, se hace comprensible el obrar de Dios. El hombre que bajaba a Jericó, fue  asaltado y quedó medio muerto por los ataques sufridos. Pasan de largo el  sacerdote como el levita, al verlo tirado, pensaron que estaba muerto, no quisieron  tocarlo, pues el contacto con cadáveres, causaba impureza legal (cfr. Lev. 21,1). En  este caso, los movió el propio interés, y no el amor compasivo. Como hombres  religiosos conocían el precepto, pero establecían una separación entre el culto y la  misericordia. El samaritano, en cambio, se compadeció supera la animadversión  que existía entre judíos y samaritanos. Su compasión es fecunda, porque realiza  sus acciones a favor del necesitado desde montarlo en cabalgadura hasta curarlo en  la posada.

- La pregunta de Jesús: “¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo  del que cayó en manos de los salteadores? Él dijo: El que practicó la misericordia  con él.Díjole Jesús: Vete y haz tú lo mismo.” (vv. 36-37).

En la pregunta del  fariseo, el centro, es Él mismo; en la de Jesús, el centro es el prójimo, el  necesitado. Desde ahora, todo necesitado será prójimo para el discípulo de Jesús;  donde la necesidad llame a la misericordia, llama a la acción, al precepto del amor.  La respuesta del fariseo satisfizo a Jesús nuevamente, y le manda: “Haz tú lo  mismo” (v. 37). El amor al prójimo es obrar a favor del otro ser humano necesitado  (cfr. 1 Jn. 3, 18; Sant. 2,15ss). Los ministros del templo, servían a Dios, pero no al  prójimo; el samaritano los superó a todos, cumplió con todo, por eso Jesús  recuerda las palabras del profeta: “Misericordia quiero y no sacrificio” (Os. 6,6). La  mejor disposición interior para cumplir este único precepto, es sentir misericordia,  conmoverse las entrañas ante la miseria humana (cfr. Mt. 5,7). Lo que nos  presenta la realidad exige una respuesta, eso ha de hacerse; es la entrega a la  voluntad de Dios. El que ama a Dios, obra frente a la miseria humana

b.- Momento de oración.

c.- ¿Qué me dice? - ¿Qué le digo? - ¿A qué me comprometo?

- Me dice que el amor al prójimo es el camino para demostrar el amor a Dios.

-El amor al prójimo, servicio al hermano necesitado, me hace olvidarme de mí mismo para encontrar a Jesús en ellos.

-Sólo el Espíritu de Dios, hace que la ley de amar a Dios sobre todo las cosas y al prójimo, se pueda cumplir plenamente. Hay que renovar el prodigio de Pentecostés.

-Todos podemos ser samaritanos compasivos, todo consiste en olvidarnos un momento de nosotros mismos y ahí está el prójimo esperando.

- Otros testimonios…

5.- Momento de oración y contemplación:

a.- Salmo 68,14.17.30-34:Buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón.

- Pero mi oración se dirige a ti, / Dios mío, el día de tu favor;/ que me escuche tu gran bondad, /que tu fidelidad me ayude. /Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia; / por tu gran compasión, vuélvete hacia mí.

- Yo soy un pobre malherido,/Dios mío, tu salvación me levante./ Alabaré el nombre de Dios con cantos, / proclamaré su grandeza con acción de gracias.

- Miradlo, los humildes, y alegraos;/buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. / Que el Señor escucha a sus pobres,/no desprecia a sus cautivos.

- El Señor salvará a Sión, / reconstruirá las ciudades de Judá./La estirpe de sus siervos la heredará, / los que aman su nombre vivirán en ella.

b.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús de este pasaje evangélico: Santa Teresa de Jesús, pone el amor y la verdad como exigencias a la hora de  amar al prójimo. “Si queréis ser buen deudo, ésta es la verdadera amistad; si  buena amiga, entended que no lo podéis ser sino por este camino. Ande la verdad  en vuestros corazones como ha de andar por la meditación, y veréis claro el amor  que somos obligadas a tener a los prójimos.” (CV 20,4).

6.- Alabanza: Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre por tu amor misericordioso manifestado en tu Hijo, te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre desde tu Iglesia, preocupada de los pobres y necesitados desde ellos y con ellos te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, con la Madre de tu Hijo, la Virgen del Carmen, desde ella y con ella te alabamos Señor.

- Te alabamos Señor desde todos los jóvenes que acudirán a escuchar y ser confirmados en su fe por el Papa Francisco, desde ellos y con ellos te alabamos Señor.

- Otras alabanzas…

7.- Preces: Te lo pedimos Señor.

- Otras preces…

8.- Padre Nuestro

9.- Abrazo de la paz

10.- Bendición final.