Lectio Divina Semana XIV del Tiempo Ordinario - P.Julio Gonzales C. ocd

07.07.2013 16:57

 

Lecturas bíblicas:

a.- Is. 66,10-14: Yo haré derivar hacia ella como un río la paz.

b.- Gál. 6,14-18: Yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.

c.- Lc. 10,1-12.17-20: Misión de los setenta y dos discípulos.

Esquema

1.- Invocación al Espíritu Santo: Ven Espíritu Santo…

2.- Acto Penitencial: Perdón Señor….

3.-Oración colecta:¡Oh Dios!, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída; concede a tus fieles la verdadera alegría, para que, quienes han sido librados de la esclavitud del pecado, alcancen también la felicidad eterna. Por Jesucristo.

4.- Lectio divina:

a.- ¿Qué dice el texto?

-  “La mies es mucha y los obrero pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Lc.10,2ss).

El evangelio nos presenta a los setenta y dos discípulos que Jesús convoca para la misión dirigida a Israel (vv.1-16), y el regreso de esta experiencia (vv.17-20). El número 70 hace referencia a los pueblos que componían la humanidad (cfr. Gn.10). Los Doce siguen siendo el fundamento de la Iglesia, pero la misión de Jesús sigue estando abierta; la mies es mucha y los obreros siguen siendo pocos (cfr. Lc. 9, 1-16). Los setenta y dos, número que refleja plenitud, es signo de todos los misioneros que vendrán a través del tiempo a trabajar a su viña, la Iglesia (cfr. Lc. 10, 1-12). Son enviados de dos en dos, son testigos de la acción del Señor Jesús,su testimonio tiene validez jurídica (cfr. Dt. 19,15; Mt. 18,16). “La mies es mucha” (v.2), dice Jesús y los hombres son comparados a la mies que ha de recogerse en el reino de Dios. Delante de sus ojos tiene Palestina, pero su misión se extiende al mundo entero. Hay pocos obreros e incluso en los más generosos y llenos de fervor, hace falta la entrega total. Dios es el “Dueño de la mies” (v.2). Dispone de  todo lo que se refiere a la mies, como la acogida del reino de Dios, obra de su gracia; ÉL proporciona las vocaciones para el Reino, por ello Jesús invita a orar para que Dios suscite el espíritu de los discípulos, que con una entrega total e indivisa ayuden a ingresar en el reino de Dios (cfr.1Cor. 3,7-10; 15,10). 

- “Id. Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa…” (Lc.10,3-4).

El evangelista nos presenta el hecho de ser enviados por Jesús, lo que implica que el poder de Dios los acompañará y armará. Son enviados como ovejas en medio de lobos lo que viene a significar que van indefensos, pero el pastor de Israel los salva y custodia (cfr. Mt.5,3); los envía como pobres, sin alforja, sin bolsa, ni sandalias, la pobreza es condición para ingresar en el Reino de Dios, distintivo de los que lo anuncian, puestos los ojos en la misión y no distraerse por nada (cfr. Lc.6,20; Hch.8,30). Todos estos consejos nos hablan de una entrega total en la misión de anunciar el evangelio del Reino.

- “Y en cualquier casa en que entréis, decid primero: Paz a vosotros”(Lc.10, 5-7). Los misioneros van de casa en casa, el saludo de la paz es saludo y don, no es sólo saludo y deseo de bienestar, sino don de la salvación de los últimos tiempos (cfr. Hch.10, 36). Se debe dar una conexión, comunión con quien Dios ha preparado para la salvación, que merece la salvación.  La paz se posa sobre quien la recibe en su espíritu, como los setenta ancianos (cfr. Nm.11, 26; 2Re. 2,15); ella retorna a ellos sino encuentra a nadie digno de este don. A este don de la paz, los evangelizados responden con la hospitalidad, casa que deben considerar como su propia casa. La misión y el mensaje es lo principal, por ello se debe evita estar preocupados del bienestar material, como cambiar de casa buscándolo, desvalora el anuncio de la palabra de Dios, desacredita a su huésped y a él mismo (cfr.1 Tim 5,18; 1 Cor. 9,11).  La misión también consiste en sanar a los enfermos, preparación con las obras de la llegada del Reino de Dios. Recordemos que la acción de estos apóstoles es preparación de la venida de Jesús a ellos, es decir, del reino de Dios (cfr. Lc.11, 20; 17,21). Si no son recibidos, deben expresar ese rechazo sacudiendo hasta el polvo de la ciudad, se rompen los lazos que la unión con el pueblo de Dios, desconoce la hora de la salvación, con lo que se atrae juicio de condenación. Siempre cabe la posibilidad del arrepentimiento, pero es la última oportunidad de salvación.

- “Regresaron los setenta y dos y dijeron a Jesús: “Señor hasta los demonios se nos someten en tu nombre” (Lc.10, 17-20).

En un  segundo momento (vv.17-20), tenemos el regreso de los discípulos donde se destaca: la sanación sobre las enfermedades, los hombres acogen la palabra de Dios, pero lo más llamativo es la sumisión de los demonios. Han experimentado el Reino de Dios con alegría; al pronunciar el nombre de Jesús han recibido señorío sobre los demonios, ha quebrantado el poder de Satanás, victoria definitiva que obtendrá con su misterio pascual (cfr. Is. 14, 12.15; Jn. 12, 31). Confirma Jesús el haber compartido su poder sobre las enfermedades, espíritu malos, con lo que anuncia que ya no están bajo el poder de Satanás sino sobre la soberanía de Dios (cfr. Sal.91, 13; Rm. 8, 37-39). Si el triunfo sobre el mal es motivo de gozo mucho más profundo es el gozo es la inauguración del Reino de Dios. La suprema razón de alegrarse de los discípulos debe ser su elección y convocados a la vida eterna. Sus nombres están inscritos en los cielos, es decir, en el libro de la vida (cfr. Sal. 69, 29; Ex. 32,52; Is.4,3;56,5; Dn.12,1; Ap.3,5; 13,89, alcanzar la vida de comunión con Dios definitiva.    

b.- Momento de oración. Oramos en silencio un espacio prudente de tiempo, mientras preparamos el testimonio que el Espíritu Santo me puede inspirar. El silencio orante, también es un aporte al grupo. Testimonios personales de los miembros de la comunidad. Escuchamos en silencio contemplativo al hermano que da su testimonio.

c.- ¿Qué me dice? - ¿Qué le digo? - ¿A qué me comprometo?

- Me enseña a redescubrir la opción que por Cristo hice en mi bautismo y saber la que Dios Padre hizo por mí para llevarme a su Hijo. Enviado como ÉL desde la intimidad de la oración a las gentes.

- Saber que el cristiano vive rodeado de hermanos en la fe pero de otros que no han hecho ni harán opción ninguna por Cristo Jesús, pero con el mensaje de la paz de Dios en la mente, en el corazón en los labios.

- Saber que lo que pueda hacer en el Nombre de Jesús, siempre será para que la vida de Dios llegue a los hombres, venciendo el poder del mal. El que ha vencido es el León de la tribu de Judá: Jesucristo (Ap.5, 5). A ÉL gloria sempiterna.

- Otros testimonios…

5.- Momento de oración y contemplación:

a.- Salmo 65, 1-7.16.20: Aclamada al Señor tierra entera.

- Aclamad al Señor, tierra entera,/tocad en honor de su nombre,cantad himnos a su gloria;/decid a Dios: "¡Qué temibles son tus obras,

- Que se postre ante ti la tierra entera,/que toquen en tu honor,/que toquen para tu nombre.

Venid a ver las obras de Dios, / sus temibles proezas en favor de los hombres.

- Transformó el mar en tierra firme, / a pie atravesaron el río./ Alegrémonos con Dios, / que con su poder gobierna eternamente.

- Fieles de Dios, venid a escuchar,/ os contaré lo que ha hecho conmigo./  Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica,/ ni me retiró su favor.

b.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús de este pasaje evangélico: La Santa Madre Teresa, mujer preocupada de  su fe, busca formase en la verdad en clave bíblica y eclesial. “Tengo por muy cierto que el demonio no engañará, ni lo permitirá Dios, a alma que de ninguna cosa se fía de sí y está fortalecida en la fe, que entienda ella de sí que por un punto de ella morirá mil muertes. Y con este amor a la fe, que infunde luego Dios, que es una fe viva, fuerte, siempre procura ir conforme a lo que tiene la Iglesia, preguntando a unos y a otros, como quien tiene ya hecho asiento fuerte en estas verdades, que no la moverían cuantas revelaciones puedan imaginar  aunque viese abiertos los cielos   un punto de lo que tiene la Iglesia.” (V 25,12).

6.- Alabanza: Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre por tu Hijo que comparte con nosotros su misión evangelizadora con poder. Te alabamos Padre.

- Te alabamos Padre porque escuchas nuestra oración y la haces fecunda para tu Iglesia. Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, desde todas las comunidades de religiosos y religiosas, parroquias y movimientos eclesiales, desde ellos y con ellos, te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre, desde el mundo de los enfermos, familias y matrimonios en crisis, desde los privados de libertad, desde ellos y con ellos te alabamos Señor.

- Otras alabanzas…

7.- Preces: Te lo pedimos Señor.

- Otras preces…

8.- Padre Nuestro

9.- Abrazo de la paz

10.- Bendición final.