Lectio Divina 4to Domingo del Tiempo Ordinario - P. Vijaya Kumar OCD
04.02.2013 10:31
LECTURAS:
Jeremías: 1: 4-5, 17-19: El llamado de Jeremías: Dijo el Señor a Jeremías: "Yo te escogí antes de que te dio la vida, y antes que nacieses seleccionado para ser un profeta a las naciones. Prepárate, Jeremías, ve y diles todo lo que yo os mando que decir. No tengas miedo de ellos cuando están con ellos. Escucha, Jeremías! Todo el mundo en esta tierra de los reyes de Judá, los funcionarios, los sacerdotes y el pueblo, será contra ti. Pero hoy me voy a dar la fuerza para resistir, te será como una ciudad fortificada, como columna de hierro, y un muro de bronce. No te van a vencer, porque yo estaré contigo para protegerte. "
Jeremías: 1: 4-5, 17-19: El llamado de Jeremías: Dijo el Señor a Jeremías: "Yo te escogí antes de que te dio la vida, y antes que nacieses seleccionado para ser un profeta a las naciones. Prepárate, Jeremías, ve y diles todo lo que yo os mando que decir. No tengas miedo de ellos cuando están con ellos. Escucha, Jeremías! Todo el mundo en esta tierra de los reyes de Judá, los funcionarios, los sacerdotes y el pueblo, será contra ti. Pero hoy me voy a dar la fuerza para resistir, te será como una ciudad fortificada, como columna de hierro, y un muro de bronce. No te van a vencer, porque yo estaré contigo para protegerte. "
Salmo 70: Una oración de ayuda1Corintios 12: 31-13:1: Establezca su calienta, entonces, en los dones más importantes. El amor en todas las cosas
Lucas: 4: 21-30: Jesús es rechazado en Nazaret.
Lucas: 4: 21-30: Jesús es rechazado en Nazaret.
Tema: Ningún profeta es aceptado en su tierra.
A. ¿Qué es un profeta? Un profeta es una persona de Dios, que habla en nombre de Dios y vive para Dios. Un profeta es la voz y la conciencia de Dios que dice la verdad, la justicia y la rectitud de Dios. Un profeta es el que vive la vida divina, la vida moral y una vida recta y habla por la inspiración divina. Un profeta de Dios es como una ciudad fortificada, como columna de hierro y un muro de bronce que los poderes mundanos y el mal no puede dominar. Es Dios quien elige a una persona antes de que nazca para ser su profeta de las naciones.
A. ¿Qué es un profeta? Un profeta es una persona de Dios, que habla en nombre de Dios y vive para Dios. Un profeta es la voz y la conciencia de Dios que dice la verdad, la justicia y la rectitud de Dios. Un profeta es el que vive la vida divina, la vida moral y una vida recta y habla por la inspiración divina. Un profeta de Dios es como una ciudad fortificada, como columna de hierro y un muro de bronce que los poderes mundanos y el mal no puede dominar. Es Dios quien elige a una persona antes de que nazca para ser su profeta de las naciones.
B. Primera lectura de hoy nos presenta al Profeta Jeremías, que fue enviado por Dios para hablar a los reyes de Judá, a los oficiales, a los sacerdotes y a los pueblo de la tierra. Tenía que hablar con ellos todo lo que Dios le mandó. Dios le asegura que él está con él y no debe tener miedo de las esas personas injustas e injustos.
C. El evangelio de hoy se conecta con el Evangelio del domingo pasado, en que Jesús en la sinagoga de Nazaret, leyó la profecía de Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar la buena noticia a los pobres, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos "(Lc 4:18-19). Jesús, al final de la lectura, dice abiertamente que ésta misión y profecía profética se cumple en él. El Evangelio dice que los nazarenos en la sinagoga estaban impresionados con él y estaban maravillados de las palabras elocuentes que salieron de sus labios. Aunque Jesús era bien conocido por los nazarenos y que había sido su vecino en la infancia y la juventud, no facilitó su disposición a aceptarlo que él era un profeta. Recordemos las palabras de Nataniel aquí: "¿Cómo puede salir algo bueno de Nazaret?" (Jn 1:46). Jesús critica su falta de fe y dice: "Ningún profeta es aceptado en su tierra "(Lc 4:24). Y pone el ejemplo de Elías y Eliseo, quien hizo milagros para los extranjeros, pero no para sus propios ciudadanos. Cuando la gente de la sinagoga, oyeron esto, se llenan de ira. Se levantó, arrastró a Jesús por su pueblo, y lo llevó a la cima de la colina sobre la cual estaba edificada su ciudad. Querían echarlo sobre el acantilado.
D. Jesucristo el hijo de Dios vino a nosotros como el verdadero profeta de Dios con la conciencia misma y la Voz de Dios. Su vida y su misión de Jesús fue llamar a los pecadores a la conversión y el arrepentimiento y volverse a Dios. El verdadero profeta de Dios, llamó a todas las personas a vivir una vida santa, una vida de verdad, de justicia, amor y de perdón, Sin embargo, su pasión y su muerte nos revela que las personas están viviendo la vida mundana, la vida de la falsedad, la injusticia, y el mal, con el que las personas crucifican y matan a él al final. Pero sabemos que un verdadero profeta de Dios nunca muere. Jesús resucitó para demostrar que el Dios de la verdad, la justicia, y el amor, vive por toda la eternidad.
E. Incluso antes de nacer y por el sacramento del Bautismo, todos y cada uno de nosotros estamos llamados a ser profetas de la Santísima Trinidad, de la Palabra de Dios, de los Sacramentos, de la Santísima Virgen María, de los santos y los ángeles, y de la Santa Iglesia Católica Apostólica. San Pedro en su primera carta, (1 Pedro 2: 9-10) nos dice a todos nosotros: "Pero vosotros sois linaje escogido, sacerdotes del rey, la nación santa, pueblo creado por Dios, elegido para proclamar las obras maravillas de Dios, que os llamó de las tinieblas a su luz admirable".
F. Hoy todos nos hacemos una pregunta: "si nosotros ¿podemos vivir una vida profética de la Santísima Trinidad hasta el final de nuestras vidas, y ser fuertes como ciudades fortificadas con pilares de hierro, y muro de bronce de Dios?
G. Oración y Resolución: Gracias Oh Señor por un maravilloso mensaje de la Palabra de Dios para mí hoy. Usted me eligió para ser un profeta, incluso antes de nacer. Usted me escogió para ser un profeta para el pueblo de las naciones. En primer lugar me invitas a llevar una vida piadosa divina de la verdad, la justicia, y el amor, y me mando a predicar él mismo para todos, con el celo profético. Usted me da el coraje y la fuerza para decir la verdad. Señor se que las personas del pueblo no me aceptan, ellos me rechazan. Pero yo sé que Mi Dios estás conmigo para guiarme y protegerme. Que yo esté siempre como una ciudad fortificada, con columna de hierro y muro de bronce, para que el enemigo no esté contra mí. Amén.