Lectio Divina Martes Primera Semana de Cuaresma - P. Julio Gonzales C. ocd

19.02.2013 09:28

 

Lecturas bíblicas

a.- Is. 55, 10-12: Eficacia de la palabra de Dios.

En la primera lectura,  encontramos la conclusión del Segundo Isaías o libro de la consolación, donde se destaca cómo la Palabra de Dios, sale de su boca, y no vuelve a ÉL vacía sino que realiza su voluntad. “Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá, sino que empapan la tierra,  la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié.” (vv. 10-11).  La Palabra de Dios exige una respuesta que encuentra en el diálogo amoroso con Dios su origen y fortaleza una vez dada. La palabra de Dioses su salvación pronunciada, proclamada, son designios eternos que se manifestarán y realizaron en Cristo Jesús, palabra encarnada de Yahvé. Sabemos que la Eucaristía es esa palabra de Dios, hecha luego sacrificio y alimento para su pueblo; alimento que sacia,  el hambre de justicia y de verdad de amor de Dios que el hombre tiene hoy. La palabra profética, visión e imagen, lejos de ser una sombra, descubre el contenido de la realidad que Dios quiere para el hombre de fe.

b.- Mt. 6, 7-15: Vosotros rezad así: Padre Nuestro.

El Señor Jesús nos invita a su propia oración al Padre, enseñándonos las palabras que necesitamos para dirigirnos como hijos a ÉL:

- Padre nuestro… Precisamente el evangelio nos habla de la oración que Jesús enseña, desde su experiencia de Hijo, a nosotros hijos por adopción, partícipes de su filiación divina. De ahí que esta oración sea propiamente la oración de los hijos de Dios.

- Santificado sea tu nombre…En el leguaje bíblico el santo Nombre de Dos es Dios mismo, hay identidad total. Nombre y Persona, una sola realidad. El Tres veces Santo, se ha manifestado al hombre, se ha dado a conocer, esto es lo que pedimos cuando recitamos: “Santificado sea tu Nombre”, que se manifieste, que siga manifestándose y cumpla su palabra.

- Venga a nosotros tu reino…hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Jesús, nos introduce en su Reino por medio de sus palabras y obras con lo que busca crear con sus actitudes y nuevos criterios un cambio radical, un nuevo orden o estado de las cosas, donde sea reconocida la voluntad de Dios, su soberanía. Es el nuevo cielo y la nueva tierra, donde son superados los enemigos de Dios y de su Mesías. Este Reino se hace presente desde Jesús y su Espíritu Santo, es actualidad en continuo crecimiento, pero se exige su reconocimiento en el momento presente y su revelación plena viene con el futuro.

- El pan nuestro de cada día, dánosle hoy… Se pide a Dios el pan material por el que trabaja el hombre día a día para cubrir sus necesidades básicas. Si este pan es vínculo de comunión fraterna, familiar, mucho lo es el pan de la Eucaristía, que también debemos pedir para fortalecer nuestra fe y seguir adelante en nuestro camino en forma comunitaria, eclesial,  y personal.

- Perdona nuestras ofensas…Las deudas u ofensas que tenemos con Dios son muchas. Se trata de nuestros pecados. Le pedimos nos perdone así como nosotros perdonamos al prójimo; este es un perdón condicionado que concedemos o no a quienes nos han ofendido. Cuanta trasparencia y verdad debe haber cuando hacemos esta petición, porque ni no estamos haciendo lo que pedimos, vana es nuestra oración. El perdón es siempre fruto del amor; hay que solicitarlo al Espíritu Santo, para que sea su acción la que haga brotar en nuestro espíritu el perdón para el prójimo y crear con ello puentes de comunión.

- No nos dejes caer en tentación…La tentación es prueba en el lenguaje bíblico, prueba de Dios, es lo que sucede en la vida del hombre, entendida como trabajo por mantener su fidelidad a la alianza. ¿Cómo son esas pruebas? De todo tipo. Solo el hombre probado sabe de virtud y fortaleza, el juicio consistirá precisamente en esto, en valorar la actitud del hombre frente a ellas. Amor y fidelidad son esenciales para superarlas.

- Líbranos del mal…Líbranos del mal o del Malo, es decir, de Satanás. Se pide vernos libres de la acción del demonio en nuestra vida, no seducidos, no sujetos, sino vencedores por la fuerza de la Resurrección de Cristo Jesús sobre todo en la hora de la muerte. Toda la vida cristiana es un combate contra los enemigos del alma: mundo, demonio y carne, como enseña Pablo (cfr. Ef. 6,10-20).

Que importante será que aprendamos a meditar largo rato cada una de estas peticiones del Padre Nuestro, porque es un compendio, el más maravilloso, de cómo se debe dirigir un hijo a su Padre. Abrirnos el espacio amoroso de su relación con su Padre, lo hace sólo Quien sabe que eso nos va a traer grandes ganancias espirituales, sobre todo crecer en la filiación divina. Finalmente rezar bien esta oración significará para quien ore con ella, descubrir que aquel que está a mi lado, no interesa quien, también es mi hermano, hijo del mismo Padre Dios y que hay un solo Señor a quien servir.

Teresa de Jesús, al comenzar el comentario su al Padre Nuestro, vive profundamente la admiración por esta oración del cristiano:   “Padre nuestro que estás en los cielos».  ¡Oh Hijo de Dios y Señor mío!, ¿cómo dais tanto junto a la primera palabra? Ya que os humilláis a Vos con extremo tan grande en juntaros con nosotros al pedir y haceros hermano de cosa tan baja y miserable, ¿cómo nos dais en nombre de vuestro Padre todo lo que se puede dar, pues queréis que nos tenga por hijos, que vuestra palabra no puede faltar? Obligáisle a que la cumpla, que no es pequeña carga, pues en siendo Padre nos ha de sufrir por graves que sean las ofensas. Si nos tornamos a El, como al hijo pródigo hanos de perdonar, hanos de consolar en nuestros trabajos, hanos de sustentar como lo ha de hacer un tal Padre, que forzado ha de ser mejor que todos los padres del mundo, porque en El no puede haber sino todo bien cumplido; y después de todo esto hacernos participantes y herederos con Vos.” (Camino de Perfección 27, 2).