Lectio Divina Martes Sexta Semana de Pascua - P.Julio Gonzales C. ocd

07.05.2013 11:21

 

Lecturas bíblicas

a.- Hch. 16, 22-34: Pablo y Silas en la cárcel.

La exitosa misión de Pablo y Silas en Filipos, termina con ellos en la cárcel. Todo se suscitó, porque  los misioneros, Pablo en concreto,liberó del espíritu de adivinación, que poseía una mujer, lo que ocasionaba ganancias económicas a sus amos. Fueron acusados de hacer propaganda a favor de costumbres  judías, en una ciudad romana, que ellos no estaban dispuestos ni a aceptar ni a practicar; de ahí que sean azotados y llevados a la cárcel. Gracias aun fuerte terremoto, fueron liberados, pero no escaparon, con lo que Lucas, nos enseña, que  Dios es más poderoso que los hombres, y que las dificultades, las convierte en medios para confirmar su palabra. La conversión del carcelero, nos lleva a pensar que los sufrimientos de los cristianos no son en vano, están dentro de los planes de Dios, pasando de una teología de la cruz, a una teología de la gloria, es decir, ver como Dios ha dirigido esa misión en una ciudad pagana liberándoles de la muerte. El autor de Hechos, quiere mostrarnos cómo la Iglesia nunca fue un peligro para la ley y el orden dentro del Imperio romano, fueron ellos, los equivocados. Como ciudadano romano, Pablo exigió, cuando los liberaron y mandaron marcharse de la ciudad, que fueran los mismos pretores, quienes vinieran a cumplir esa orden. Vinieron y les pidieron dejar la ciudad; salieron de la cárcel, como triunfadores con el homenaje del carcelero, los pretores y los hermanos de fe (vv. 29. 39). Con esta narración Lucas, nos quiere presentar el éxito de la primera misión de los cristianos en Europa, bendecidos por las mismas obras del poder de Dios realizados en Jerusalén, sólo que ahora en medio de paganos, como Pedro fue bendecido entre los judíos. El anuncio de Cristo les costó sufrimiento y éxito, donde la providencia divina trabajó para conservarlos con vida y con los frutos de la cosecha a la vista de todos.

b.- Jn. 16, 5-11: Si no me voy, no vendrá el Paráclito.

La partida de Jesús, causa tristeza en el corazón de los discípulos: “Os conviene que yo me vaya” (v.7). La partida de Jesús, es necesaria y conveniente para los discípulos: habla de su próxima muerte por ellos y si no lo hace, no vendrá el Espíritu Santo, el Abogado. La venida de este Espíritu, dará sentido a la muerte de Jesús,  saber ¿quién es Jesús?, el sentido de su misión entre los hombres, y sobre todo, su misterio pascual de muerte y resurrección. Debían dar razón de su esperanza, de sus certezas, antes las gentes  a las que anunciaban el kerigma cristiano. El Espíritu Santo, vino luego de haber vivido ellos el misterio pascual de Jesús, debían experimentar como testigos, esa realidad para comprender la necesidad de ser iluminados en la mente y el corazón por la luz de este Espíritu, para comprender el trasfondo último del misterio de Jesucristo y la redención del hombre pecador. La Iglesia, como comunidad necesita un Abogado para entenderse muchas veces con la sociedad, con el mundo, porque siempre intentarán demostrar que Jesús no es Dios, ni mesías salvador. Los judíos, consideraban blasfemos a los cristianos, por dar nombre divinos a Jesús. No se puede poner la fe en un hombre que terminó crucificado y que su muerte, fue el resultado de la aplicación de las leyes judías y romanas. La tarea del Espíritu Santo, será demostrar que el pecado fue de ellos. La continuidad de la fe intacta en Cristo Jesús, la Iglesia la conserva, en su fidelidad a lo que recibió de su Maestro, y que  propone a lo largo de los siglos a los hombres, como camino de salvación. La justicia de Jesús, está en que volvió al Padre glorificado, y está sentado a la derecha de Dios. La Iglesia vive de la resurrección de Jesús, aunque ausente, está presente por medio de su Espíritu, y este mismo Espíritu, testimonia su palabra, sus obras y su Presencia salvadora. La causa de Jesús y su continuidad, habla que es justa a los ojos de los creyentes y quien la sostiene en el tiempo es el Espíritu de Verdad. La glorificación de Jesús y su exaltación, es la condena de Satanás, desposeído de su poder, pero,además del mundo, por haber rechazado y condenado a Jesús. El testimonio del Espíritu en la Iglesia, es un juicio perenne de Dios, contra el mundo pagano, indiferente e incrédulo, cerrado en su orgullo y soberbia, que no permite la entrada Dios ni de su luz. Al contrario, hay oasis de luz y de gracia, donde se reúnen los cristianos para orar, celebrar su fe y proclamar la resurrección de Jesucristo a los hombres.

Santa Teresa de Jesús, vivió la experiencia de ser habitada por la Santísima Trinidad.“Aquí se le comunican todas tres Personas, y la hablan, y la dan a entender aquellas palabras que dice el Evangelio que dijo el Señor: que vendría El y el Padre y el Espíritu Santo a morar con el alma que le ama y guarda sus mandamientos.¡Oh, válgame Dios! ¡Cuán diferente cosa es oír estas palabras y creerlas, a entender por esta manera cuán verdaderas son! Y cada día se espanta más esta alma, porque nunca más le parece se fueron de con ella, sino que notoriamente ve, de la manera que queda dicho, que están en lo interior de su alma, en lo muy muy interior, en una cosa muy honda, que no sabe decir cómo es, porque no tiene letras, siente en sí esta divina compañía.” (7M 1,6).