Lectio Divina Miercoles de la Decima Semana del tiempo Ordinario - P.Julio Gonzales C. ocd

12.06.2013 14:47

Lecturas bíblicas

a.- 2Cor. 3, 4-11: El Espíritu da vida.

b.- Mt. 5,17-19: No vine a abolir, sino a dar cumplimiento.

Cumplir y enseñar lo vivido, es considerado, bueno por Jesús, es más, quien lo haga será grande en el reino de los cielos. Jesús, afirma que no ha venido a abolir sino a dar cumplimiento, es decir, darle plenitud, un sentido nuevo a la misma ley que promulgó Moisés. Es importante destacar como esa ley y la que va a promulgar, las bienaventuranzas, son el querer de Dios para el hombre. Si alguien quiere hacer la voluntad divina ya sabe lo que tiene que hacer, guardar los preceptos. Cumplir la voluntad de Dios, es primero que nada, conocimiento de la misma, abrir la Biblia, leer, dedicarle tiempo y lo más importante, orar la Palabra. Será el Espíritu Santo quien venga haciendo vida esa Palabra que desencadena un dinamismo que cambia los criterios y actitudes mundanas, por los de Jesucristo y el evangelio. La experiencia enseña que si este dinamismo no es continuo, puede darse que el demonio quite la palabra de Dios del propio corazón, dejándolo desnudo, como un desierto. Afianzar la propia vida cristiana es fundamental, echar raíces, en la fuente de donde brota el querer divino y la fuerza necesaria para cumplirla. Sabemos por experiencia, por propia debilidad, no siempre podemos observarla con regularidad, procuramos, aunque sea difícil. Sin embargo, con la gracia de Dios el hombre puede cumplir su palabra y es más, ver los frutos en la propia existencia y la del prójimo. Enseñar a los hombres, con una experiencia que respalda la palabra, es un don de Dios, una gracia para quien ya vive en Dios y puede compartir su camino de fe.

Teresa de Jesús la “Madre de los espirituales”, como se le designa, nos enseña cómo el Señor la condujo por el camino de la vida interior. “Entiendo que, sin ruido de palabras, le está enseñando este Maestro divino, suspendiendo las potencias, porque entonces antes dañarían que aprovecharían si obrasen. Gozan sin entender cómo gozan; está el alma abrasándose en amor, y no entiende cómo ama; conoce que goza de lo que ama, y no sabe cómo lo goza; bien entiende que no es gozo que alcanza el entendimiento a desearle; abrázale la voluntad sin entender cómo; mas en pudiendo entender algo, ve que no es este bien que se puede merecer con todos los trabajos que se pasasen juntos por ganarle en la tierra. Es don del Señor de ella y del cielo, que, en fin, de cómo quien es. Esta, hijas, es contemplación perfecta.” (CV 25,2).