Lectio Divina - Septimo Domingo de Pascua- Solemnidad de la Ascensión del Señor

13.05.2013 10:35

 

Lecturas bíblicas

a.- Hch.1,1-11: Se elevó a la vista de ellos.

b.- Ef. 1,17-23: Lo sentó a su derecha en el cielo.

c.- Lc. 24,46-53: Mientras los bendecía, iba subiendo al cielo.

ESQUEMA

1.- Invocación al Espíritu Santo: Ven Espíritu Santo…

2.- Acto Penitencial: Perdón Señor…

3.- Oración: Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es nuestra victoria, y donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor.

4.- Lectio

a.- ¿Qué dice la lectura?

c.- “Y les dijo: Así está escrito que el Cristo padecieray resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión paraperdón de los pecados a todas las naciones,empezando desde Jerusalén.” (Lc. 24, 46ss).

En este evangelio, asistimos a las últimas instrucciones que Jesús dejó a su Iglesia: palabras y obras, que la tradición nos recuerda. En ese tiempo, Jesús Resucitado, estaba con ellos visible, experimentable. Pero subirá al cielo, al Padre, y se acabarán las apariciones del Resucitado, y la Iglesia, esperará su parusía (cfr. Lc. 17, 22). Toda la actividad de Jesús, dominada por el cumplimiento de las Escrituras en su vida, lo mismo al comienzo de su ministerio, que ahora al culminarlo (cfr. Lc. 4, 21; v. 44), todo hablaba de ÉL, lo mismo la Ley, que los Profetas y los Salmos hablan de Cristo (cfr. Lc. 16,17; 4,21). Es el tiempo del Mesías, tiempo de la realización de las promesas. Si bien, Jesús explicó las Escrituras, los apóstoles no comprendieron que era el Mesías plenamente, sólo después de la Resurrección les abrió la mente, para la comprensión de las Escrituras. La fe en Jesús de Nazaret, es obra del Resucitado, como también, la apertura de la inteligencia a las Escrituras. Sólo la luz pascual extiende la comprensión del AT, conduce al conocimiento de Jesús, Salvador de Israel y del mundo. Lo que anuncian las Escrituras, es la salvación para todos los pueblos. La salvación es fruto de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Este Nombre es la presencia activa de Jesús, cuentan con su promesa de estar siempre con ellos (cfr. Hch. 4,12). A todas las naciones, se predica el Evangelio en las palabras del Bautista, se cumple la promesa de Isaías (cfr. Lc. 3, 6; Is. 40, 5), en el cántico de Simeón (Lc. 2, 32; Is. 42,6). La salvación comienza a predicarse en Jerusalén (cfr. Jn. 4, 22; Hch. 3, 25; Gen. 12, 3). Se anuncia la conversión y el perdón de los pecados, y la vida nueva que dona el Resucitado, porque es el Autor de la vida (cfr. Hch. 3,15; 5,31). La predicación a todas las naciones, se presenta como cumplimiento de las Escrituras, lo mismo podemos afirmar de la pasión y la resurrección. Al tiempo de las promesas, sigue su cumplimiento en Cristo, y luego el tiempo de la Iglesia, días hechos de testimonio y misión. Los apóstoles son testigos de todo eso; son testigos de todos los momentos importantes de la vida de Jesús.

- Vosotros sois testigos de estas cosas. «Mirad, y voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto.» (Lc.24,48-49).

 Ahora les asegura la presencia del Espíritu Santo, promesa que cumplirá una vez que sea glorificado y suba al Padre (cfr. Mt. 28, 18; Jn. 15,26; Joel 3,1-5; Hch. 2, 16-21). El mismo Espíritu, que ungió a Jesús, ahora también ungirá a los apóstoles; será el tiempo de la Iglesia, es decir, del Espíritu (cfr. Hch. 10, 38; 2, 33). Los apóstoles, deberán esperar al Espíritu Santo, establecerse en la ciudad, permanecer reflexionando y meditando, perseverar en la oración con María, la Madre de Jesús  (cfr. Hch. 10, 39; Hch.1, 14). Jerusalén será la sede, donde los apóstoles serán revestidos de lo alto, con la fuerza del Espíritu Santo, cerca de Betania, camino del desierto, cerca de Jerusalén, sobre el monte de los Olivos. Desde ahí salió el Mesías glorioso a cumplir con su destino de muerte y resurrección, hacia Jerusalén; esta era la ciudad, para que Cristo Jesús subiera a la gloria   del Padre, y una vez sentado a la derecha del Padre, enviar el Espíritu Santo (cfr. Lc. 19, 28-38; Hch. 1, 12). Jesús bendice en forma solemne a sus apóstoles, como un Sumo Sacerdote (cfr. Eclo.  50,22); se despide para subir al cielo;  en ÉL serán benditas todas las naciones (cfr. Hch. 3, 25). En su Ascensión al cielo, la atención se fija en la despedida, terminaron las apariciones del Resucitado, sus días entre los hombres concluyeron, todas las peregrinaciones de Jesús han llegado a su meta: sube al cielo. El Resucitado vive a la derecha del Padre, pero volverá. Los apóstoles se despiden de Jesús postrados ante ÉL para recibir su bendición. Vuelven a Jerusalén, cumplen la última voluntad de Jesús. Su alegría y gozo es preludio del regreso del Señor Jesús. En su entrada en Jerusalén, Jesús tomó el templo para sí, era su casa, con lo que echó los cimientos de la comunidad eclesial (cfr. Lc. 19, 45). El templo seguirá siendo lugar de oración, de la comunidad de la Ascensión de  y de Pentecostés (cfr. Hch. 2, 46; 3, 1; 5, 12. 20; 4,2).

- “Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.” (Lc. 24, 50-53).

Lucas, termina su evangelio, con los discípulos en el templo, bendiciendo a Dios, porque, había sido bendecida por el Sacerdote Cristo Jesús, la alabanza de la Iglesia es su excelsa correspondencia a su eterna bendición. Comienza la alabanza incesante de la Iglesia a Dios, porque en ella reside la fuente de la salvación para el mundo entero.

b.- ¿Qué me dice?

- Jesús vuelve a la Casa del Padre, con todos nosotros, no regresa sólo, sino con todos, herederos como ÉL de la gloria eterna (cfr. Hb. 2, 10).

- Jesús abrió el camino a su bajada de la Casa del Padre, en su Encarnación, y en su regreso a ella, en su Ascensión,o vuelve a recorrer con cada cristiano por medio de la fe.

- La Iglesia asume la misión de evangelizar a todos los pueblos, tarea que se ha llevado a cabo, pero no concluida, para ser nosotros continuadores de esa misión hoy. Nos promete el Espíritu Santo, y Jesús, cumple su palabra el día de Pentecostés.

- Otros testimonios

c.- ¿Qué le digo? ¿A qué me comprometo?

5.-Momento de oración

a.- Salmo 46, 2-9: Dios asciende entre aclamaciones, / el Señor al son de trompetas.

- Pueblos todos, batid palmas,/ aclamad a Dios con gritos de júbilo;/ porque el Señor es sublime y terrible, / emperador de toda la tierra.

- Dios asciende entre aclamaciones;/ el Señor, al son de trompetas: / tocad para Dios, tocad, / tocad para nuestro Rey, tocad.

- Porque Dios es el rey del mundo: / tocad con maestría. / Dios reina sobre las naciones, / Dios se sienta en su trono sagrado.

b.- Santa Teresa de Jesús:Propone la determinación, como camino para responder a tantas gracias recibidas de parte de Jesús en la oración. Camino que culmina en la vida eterna. “Harto gran misericordia hace a quien da gracia y ánimo para determinarse a procurar con todas sus fuerzas este bien. Porque si persevera, no se niega Dios a nadie. Poco a poco va habilitando él el ánimo para que salga con esta victoria. Digo ánimo, porque son tantas las cosas que el demonio pone delante a los principios para que no comiencen este camino de hecho, como quien sabe el daño que de aquí le viene, no sólo en perder aquel alma sino muchas. Si el que comienza se esfuerza con el fervor de Dios a llegar a la cumbre de la perfección, creo jamás va solo al cielo; siempre lleva mucha gente tras sí. Como a buen capitán, le da Dios quien vaya en su compañía. Póneles tantos peligros y dificultades delante, que no es menester poco ánimo para no tornar atrás, sino muy mucho y mucho favor de Dios.” (V 11,4).

6.- Alabanzas

- Te alabamos Padre por tu Hijo en su Ascensión a los cielos. Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre por mandarnos el Espíritu Santo. Te alabamos Señor.

- Te alabamos desde tu Iglesia que continúa la obra de tu Hijo, desde ella y con ella te alabamos Señor.

- Te alabamos desde los enfermos terminales, las familias en dificultades, los matrimonios en crisis, desde ellos y con ellos te alabamos Señor.

- Otras alabanzas…

7.-Preces

8.-Padre Nuestro

9.-Abrazo de la paz

10.-Bendición final.